2013, el año de campaña electoral

Un año que comienza igual como termina, en campaña electoral. Los candidatos no tuvieron un momento de reposo, recorrieron caminos, veredas y avenidas. Asistieron a foros donde hablaron con selectas audiencias. Algunos organizaron grandes caravanas de vehículos donde gastaron miles de galones de combustible, que ya los desearía la Cruz Verde para atender emergencias, y generaron inolvidables congestionamientos de tránsito por todo el país.

Recorrieron mercados, hospitales, escuelas, entraron a los mesones y centros comerciales. Se pararon a hablar en las esquinas, abrazaron viejitas y viejitos, chiniaron cipotes aun con riego de sufrir una meada, le dieron la mano a cuanto fulano y fulana se las extendió, comieron merienda y otros platos típicos. Inauguraron locales, obras gubernamentales hechas con pisto ajeno, cortaron cintas simbólicas, pusieron primeras y únicas piedras para obras que quien sabe si algún día serán realidad.

Anduvieron de pueblo en pueblo, mitin tras mitin, ni se dan cuenta que repiten el mismo discurso ante la misma gente, que va acarreada en buses y pick ups de pueblo en pueblo igual que ellos. A veces meten la pata en público, cuando saluda a la bella gente de Santa Rosa de Lima, pero está en Pasaquina. Otras veces mete la pata en privado cuando pregunta ¿Quién es la tal Mercedes Umaña? – ¡No Presidente, así se llama el pueblo! – Perfecto, lo hice para ver si sabías adonde estamos:

Regalaron escobas, computadoras, cachuchas, delantales, llaveros, calcetines, calendarios, fotos de frente y perfil, chalecos, camisetas, sombrillas, tangas para señoras y señoritas, encendedores, relojes chinos.

Les organizaron desayunos, almuerzos, cenas, refrigerios y meriendas con diversos públicos, allí comieron de todo, echándose un discursito antes de coger los cubiertos, con una audiencia comensal feliz y orgullosa de departir un plato con tan ilustres personajes. Algunos candidatos terminaron aburridos de comer el mismo plato en cien variantes distintas: pollo con arroz y ensalada, es lo más barato y popular. Desde los salones de los grandes hoteles cinco estrellas, hasta los patios de mesones y pasajes, se pusieron mesas con sillas Guateplastic, algunas veces con mantel, para las degustaciones. La gente se iba contenta de haber comido algo regular al menos una vez en la semana, los candidatos se iban con churria a tomarse un antidiarreico.

Al finalizar la tarde, pasar por el masajista, sóbele la manita que hoy se la apretaron diez mil veces, hágale masaje en los cachetitos que le duelen de tanto sonreír y besar viejitas o cipotes, masajéele las canillas que las tiene tiesas y doloridas de tanto caminar. Luego una bañadita, maquíllenlo que va para la TV. Allí todo es imagen, debe llegar limpio y fresquecito, recórtenle la cejas, o el bigote, tíñale esa cana, péinelo bien no importa que le digan tacuazín peinado.

Reunión súper rápida con el asesor de imagen, caminado hacia el vehículo. Antes de cerrar la puerta el asesor le grita, no se olvide de dar gracias a Dios por todo, recuerde que la gran majada es cristiana y si no mienta al colocho van a decir que es ateo. En lo que llega al canal de TV hace tres llamadas. Luego revisa unos papeles que le han dado para medio orientarlo en la temática de la entrevista.

Empieza la entrevista. Mientras tanto unas ven las telenovelas, o las recetas de cocina; los chavos viendo MTV; los cipotes en la franja infantil y otro montón viendo las películas. El candidato se desgalía explicando temas que él apenas entiende, pensando que cientos de miles lo ven en la tele con la boca abierta.

Sale de la entrevista a la cena privada con los donantes. Necesita unos cuantos millones más para la campaña. Estos son el verdadero poder, el que está oculto y nunca da la cara, pero que realmente manda. Allí explicará el candidato sus verdaderas intensiones, allí hará las verdaderas promesas, allí jurará la verdadera lealtad. Todo lo demás no es de verdad.

Al fin llega a su casa, llegará optimista o pesimista, según el resultado obtenido en la cena. Esta era la verdadera y más importante actividad electoral. Pero en todo caso, fundido de tanto peregrinar. Se acuesta, le la espalda a su mujer, se echa un pedito de buenas noches y casi de inmediato empieza a roncar, ante una mujer que se queda con la ilusión, tal vez mañana.

Ayutuxtepeque, 29 de diciembre de 2013.

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