¿ Lo qué pasó la semana pasada en Bolivia podría salvar nuestras fallidas Democracias?

¿ Lo qué pasó la semana pasada en Bolivia podría salvar nuestras fallidas Democracias?
 
La Nación / Por Naomi Klein
 
Traducido por BetotroniK

Cuando el presidente Morales invitó a «Los Movimientos Sociales y Defensores de la Madre Tierra» a un nuevo tipo de cumbre sobre el clima, fue un intento para construir una base de poder detrás del derecho a sobrevivir.

23 de abril 2010
 
Eran las 11 a.m. y Evo Morales había cambiado un estadio de fútbol en un aula gigante, haciendo un estimado como referencia de una serie de accesorios degradables usados en la cumbre: platos de papel, vasos de plástico, impermeables y desechables de calabazas artesanales, platos de madera y ponchos multicolores. Todos entraron en juego para que se lograra su punto principal: luchar contra el Cambio Climático, «Tenemos que recuperar los valores de los pueblos indígenas», era el slogan de la cumbre.

Sin embargo, los países ricos tenían y tienen muy poco interés para aprender de estas lecciones y en lugar de sacar adelante un plan que en su mejor momento podría atenuar el aumento de la temperatura media mundial de 2 grados Celsius. «Eso significaría que el derretimiento de los glaciares del Himalaya y de los Andes», dijo Morales a los miles reunidos en el estadio, y lo escuchaban parte de los Pueblos del Mundo en la Conferencia sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no tengo que decir es que el pueblo boliviano, sin importar lo que elijan para su forma sostenible para vivir, no tienen el poder para salvar sus glaciares.

La Cumbre de Bolivia sobre el Clima tuvo sus momentos de alegría, de ligereza y de lo absurdo. Sin embargo, debajo de todo, usted puede sentir la emoción que provocó este encuentro: la rabia contra la impotencia.

Es una pequeña maravilla. Bolivia se encuentra en medio de una dramática transformación política, que ha nacionalizado las industrias claves y ha elevado la voz de los pueblos indígenas como nunca antes. Pero cuando se trata de lo más apremiantes de la crisis existencial de Bolivia, el hecho de que sus glaciares se están derritiendo a un ritmo alarmante, amenazando el suministro de agua en dos ciudades importantes, los bolivianos son impotentes de tal manera que no pueden hacer nada para cambiar su destino por sí mismos.

Esto es debido a que las acciones que causan el deshielo está tomando lugar no sólo en Bolivia sino en las ciudades y en las zonas altamente industriales de los países muy poderosos. En Copenhague, los líderes de las naciones en peligro de extinción como Bolivia y Tuvalu argumentaron apasionadamente para que se den tremendas y profundas reducciones de las emisiones que podrían evitar la catástrofe ambiental. A ellos se les dijo muy amablemente que la voluntad política en el Norte  nunca ha estado en esas pretensiones. Más que eso, los Estados Unidos dijo claramente que no tenía necesidad de los países pequeños como Bolivia para ser parte de una solución del problema climatico. Se negociaría un acuerdo con otros países con emisiones altas y pesadas a puerta cerrada, y  que el resto del mundo seria informado de los resultados y se les invitó a firmar el documento, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador se negaron a refrendar el acuerdo, el gobierno de EE.UU. recortó su ayuda para el Cambio Climático por $ 3 millones y $ 2,5 millones, respectivamente para cada país. «No es un proceso de ‘negociación colectiva’ «, explicó el negociador de los EE.UU., el experto en Cambio Climático Jonathan Pershing. (Cualquier persona que se pregunte por qué los activistas globales del Sur rechazan la propuesta  de la «ayuda para el Cambio Climático» y en lugar de ello están exigiendo el pago de las deudas causadas por el «Cambio Climático», aquí tienen su respuesta en este caso.). El mensaje de Pershing fue escalofriante: si usted es  pobre, no tiene el derecho de dar prioridad a su propia supervivencia.

Cuando Morales invitó a «Los Movimientos Sociales y Defensores de la Madre Tierra … científicos, académicos, abogados y los gobiernos de los países» para llegar a Cochabamba para un nuevo tipo de cumbre sobre el clima, se trataba de una revuelta en contra de la experiencia de este sentimiento de impotencia, considerándolo como un intento para construir una base de poder detrás del derecho a sobrevivir.

El gobierno boliviano cogió el balón rodando, proponiendo cuatro grandes ideas: que la naturaleza debe de gozar de los derechos que protejan los ecosistemas de la aniquilación (una «Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra»), que los que violan esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían hacer frente a consecuencias  jurídicas (un «Tribunal de Justicia Climática»); que los países pobres deben recibir diversas formas de indemnización por las crisis que enfrentan a causa de ello, pero le han dejado un papel poco importante en la creación  de la «deuda climática», y que debe haber un mecanismo para que personas de todo el mundo para expresar sus puntos de vista sobre estos temas («Referéndum Popular Mundial sobre el Cambio Climático»).

La etapa anterior consistió en invitar a la sociedad civil global para discutir los detalles. Se formaron diecisiete grupos de trabajo, y después de semanas de discusión en línea, se reunieron durante una semana en Cochabamba con el objetivo de presentar sus recomendaciones afinadas al final de la cumbre. El proceso es fascinante, pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como Jim Shultz del Centro para la Democracia señaló, el grupo de trabajo sobre el referéndum al parecer pasó más tiempo discutiendo acerca de cómo agregar una pregunta sobre la abolición del capitalismo que en la discusión de cómo en el mundo se debe de ejecutar un referéndum mundial). Sin embargo, el compromiso entusiasta de Bolivia a la democracia participativa, puede ser la contribución más importante de la cumbre.

Eso es porque, después de la debacle de Copenhague, un tema de conversación fue sumamente peligrosamente viral: el verdadero culpable de la ruptura fue la propia democracia por sí misma. El proceso de la ONU, dando iguales votos a 192 países, fue simplemente demasiado pesado para encontrar las soluciones en pequeños grupos. Incluso las voces de confianza del medio ambiente como James Lovelock cayeron como víctimas: «Tengo una sensación de que el Cambio Climático puede ser un problema tan grave como una guerra», dijo recientemente a The Guardian. «Puede que sea necesario poner la democracia en suspenso por un tiempo.» Pero, en realidad, es a estas agrupaciones pequeñas, como el club sólo por invitación, que embistió a través del Acuerdo de Copenhague, que nos han causado a perder terreno, lo que debilita los acuerdos existentes que ya son insuficientes. Por constraste, la política de Cambio Climático traído a Copenhague por parte de Bolivia fue elaborado por los movimientos sociales a través de un proceso participativo, y el resultado final fue la visión más transformadora y radical hasta ahora.

Con la Cumbre de Cochabamba, Bolivia está tratando de tomar lo que ha logrado a nivel nacional y globalizándolo, además ha  invitado al mundo a participar en la elaboración de una agenda conjunta del Cambio Climático antes de la reunión próxima acerca del clima de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, «Lo único que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia mundial».

Si tiene razón, el proceso boliviano no puede sólo custodiar nuestro planeta del Calentamiento Global, pero también puede salvaguardar nuestras democracias  también ejerciendo sus derechos mundialmente y no dejarse dominar por los países poderosos. No es un mal trato para todos.

Naomi Klein es una periodista galardonada y columnista y autora muchos libros y bestsellers del New York Times, «The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism» (septiembre de 2007); un anterior best-seller internacional, «No Logo: Apuntar a la Los matones de marca», así como la «Recogida  de Vallas y Ventanas: Despachos del Frente de Batalla del debate sobre la globalización» (2002). Ver más en Naomiklein.com.

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